Jhon Dee nació en 1527 y murió en 1608. Matemático distinguido, especialista en clasicismo, John Dee concibió la idea de un meridiano básico: el meridiano de Greenwich. Llevó a Inglaterra, después de descubrirlos en Lovaina, dos de los globos terráqueos de Mercator, así como instrumentos de navegación. De este modo contribuyó a la iniciación de la expansión marítima de Inglaterra.
Por esto alguien ha dicho lo siguiente— que John Dee fue el primero que hizo espionaje industrial, pues llevó a Inglaterra, por cuenta de la reina Isabel, numerosos secretos de navegación y de fabricación. Fue, ciertamente, un científico de primer orden, al mismo tiempo que especialista en literatura clásica, y exponente de la transición entre dos culturas que, en el siglo XVI, no estaban tal vez tan separadas como en la actualidad.
En 1563, encontró en una librería de Amberes un manuscrito, probablemente incompleto, de la Esteganografía de Tritemo. La completó y parece que descubrió un método casi tan eficaz como el del propio Tritemo.
Mientras publicaba la primera traducción inglesa de Euclides y estudiaba, en interés del Ejército inglés, la utilización militar de lentes y telescopios, continuó sus estudios sobre la Esteganografía.
Contacto con otros seres
El 25 de mayo de 1581, éstos superaron todas sus esperanzas. Se le apareció un ser sobrehumano, o al menos no humano, rodeado de luz. John Dee lo llamó ángel, para simplificar. Este ángel le entregó un espejo negro, que aún se conserva en el «British Museum». Es un pedazo de antracita, extraordinariamente pulimentado. El ángel le dijo que, mirando este cristal, vería otros mundos y podría establecer contacto con inteligencias distintas de la del hombre, idea que resulta singularmente moderna. El anotó las conversaciones que sostuvo con estos seres no humanos, y cierto número de ellas fueron publicadas en 1659 por Meric Casaubon, con el título de A true and faithfull retation of what passed betwen Dr. John Dee and some spirits (Verídico y fiel relato de lo que pasó entre el doctor John Dee y unos espíritus).
Otras conversaciones permanecieron Inéditas, y sus manuscritos se encuentran en el «British Museum». La mayor parte de las notas tomadas por John Dee y los libros que estaba preparando fueron, como vamos a ver, destruidos. Sin embargo, nos quedan elementos suficientes para que podamos reconstituir la lengua que hablaban aquellos seres y que Dee llamaba lengua enoquiana.
Ésta es o bien la primera lengua sintética, o bien la primera lengua no humana de que tenemos conocimiento. Es, en todo caso, una lengua completa, con su alfabeto y su gramática.
Entre todos los textos en lengua enoquiana que se conservan, hay algunos que se refieren a matemáticas más avanzadas que las de la época en que vivió John Dee.
Dee advirtió muy pronto que no conseguía recordar las conversaciones que sostenía con sus extraños visitantes. En aquellos tiempos, no existía ningún aparato para el registro mecánico de la palabra. Si hubiese podido disponer de un fonógrafo o de un magnetófono, el destino de Dee, o tal vez, el del mundo, habría sido muy distinto.

Desgraciadamente, Dee tuvo una idea que le llevó a su perdición. Sin embargo, era perfectamente racional: encontrar alguien que contemplase el espejo mágico y hablase con los extraterrestres, mientras Dee tomaba notas. En principio, la idea era sencilla. Desgraciadamente, los dos visionarios reclutados por Dee, Barnabas Saul y Edward Talbott, resultaron ser unos canallas de la peor calaña que lo llevaron a su ruina. Se libró con bastante rapidez de Saul, que parece haber sido un espía a sueldo de sus enemigos.
En cambio, Talbott, que cambió su nombre por el de Kelly, permaneció aferrado a él. Tan aferrado que arruinó a Dee, sedujo a su esposa, los paseó por Europa, con el pretexto de hacer de él un alquimista, y acabó por destrozar completamente su vida. Dee murió en 1608, arruinado y absolutamente desacreditado. El rey Jacobo I, que había sucedido a Isabel, le negó una pensión, y Dee murió en la miseria.
Persecución por los "mensaje de los seres no humanos"
Volvamos al lenguaje enoquiano y a sus consecuencias. Y hablemos ante todo de la persecución de que fue víctima John Dee, desde que empezó a anunciar que publicaría sus conversaciones con unos «ángeles» no humanos. En 1597 aprovechando su ausencia, unos desconocidos excitaron a la chusma, que asaltó su casa. Cuatro mil obras raras y cinco manuscritos desaparecieron definitivamente, y numerosas notas fueron quemadas. Después, a pesar de la protección de la reina de Inglaterra, prosiguió la persecución.

Me parece muy posible que Dee estableciese contacto por telepatía, clarividencia o cualquier otro medio parapsicológico, con seres no humanos. Era natural, dada la mentalidad de la época, que atribuyese a aquellos seres un origen angélico, más que hacerlos venir de otro planeta o de otra dimensión. Pero comunicó lo bastante con ellos para aprender una lengua no humana.
La idea de inventar una lengua completamente nueva no corresponde a la época de Dee, y tampoco concuerda con su mentalidad. Desde luego, es posible que Dee la sacase íntegramente de su subconsciente o del inconsciente colectivo, pero esta hipótesis es casi tan fantástica como la de la comunicación con seres extraterrestres.
Naturalmente, se ha querido relacionar estos secretos con la criptografía, cosa que es bastante probable. Pero me parece excesivo que se quiera hacer depender del espionaje todo lo referente a John Dee, pues los alquimistas y los magos utilizaban mucho la criptografía, en formas más complejas que las empleadas por los espías. Yo me sentiría más inclinado a tomar a Dee al pie de la letra y pensar que, por una especie de autohipnotismo producido por su espejo, o por otras manipulaciones, consiguió franquear una barrera entre los planetas o entre las dimensiones.
Desgraciadamente, y según confiesa él mismo, estaba desprovisto por completo de dotes paranormales. Dio un mal paso al contratar a unos «médiums», y la cosa terminó en desastre.