La conferencia Panislámica se realizaba en el palacio de gobierno de Kuwait.
El edificio era considerado una maravilla arquitectónica por su originalidad yMel uso ilimitado de combinaciones audaces de cristal, mármol y aluminio. El gigantesco auditorio tenía capacidad para cinco mil personas y su pódium estaba suspendido en el aire por la acción de dos gigantescos magnetos que equilibraban sus campos. La idea había sido del rey Hassan y tenía como objeto crear la impresión mística de poder sobrenatural.
Era costumbre inmemorial leer, al principio de toda sesión, el diario íntimo de Balu-Aba, el último y más religioso de los profetas. A las siete de la mañana los delegados comenzaron a ocupar sus lugares. Había amanecido una hora antes y la mañana era luminosa y fresca. A las ocho se inauguró la sesión y el presidente en turno subió al podium e hizo la acostumbrada introducción que siempre precedía la lectura del diario:
Queridos hermanos: en nuestra sesión matutina de hoy, hablaremos acerca de los problemas financieros del mundo árabe, tema que por su carácter material disgusta e incómoda a la mayoría de nosotros. Es por ello que, a modo de antídoto, he escogido como lectura inicial la descripción que el profeta Balu-Aba hace de uno de sus sueños. Escuchad con atención y que Alá ilumine vuestro entendimiento:
Me acosté cuando la luna alcanzó el cénit. Le pedí a mi Dios que me diera fuerzas suficientes para continuar mi obra y he aquí las visiones que aparecieron durante mi viaje nocturno:
Caminaba en el desierto en medio de un Jamsin, el calory la arena me habían cegado y buscaba a tientas un lugar donde guarecerme. Súbitamente apareció un gran estanque rodeado de cañas y vegetación tropical. En el agua se encontraban dos parejas de jugadores de ajedrez. Los tableros flotaban cubiertos por una delgada capa del líquido transparente y las piezas húmedas se movían pesadamente en ellos. Decidí que también jugaría.
Me introduje al estanque hasta que el agua cubrió todo mi cuerpo y coloqué un tablero frente a mí, éste se sumergió llevándose consigo todas las piezas de mi juego.
En ese instante abandoné el desierto y me vi en el interior de un gran castillo.
Cuando me di cuenta de que el castillo estaba adentro, me dispuse a observarme a mí mismo. Vi una casa llena de ojos que danzaban fantásticos bailes. Los de la derecha se movían en todas direcciones adoptando las más extrañas y aberrantes posturas. Después de unos instantes los ojos aparecieron en la frente y en las mejillas. Yo no tenía duda alguna de que me estaba observando a mí mismo, pero al mismo tiempo me aterrorizaba el tener tantos ojos.
Cuando miré con mayor atención noté que mi imagen era el reflejo de un espejo y eso me tranquilizó. En ese momento me desperté sintiendo que algo que antes poseía se había desprendido de mí mismo. Al tocarme la cara comprendí que todo había sido un sueño.
La lectura del diario del profeta siempre tenía el mismo efecto en los delegados. Un silencio absoluto reinó en el gran auditorio, hasta que el presidente, tocando una pequeña campanilla, dio comienzo a la sesión de finanzas.
Información extraída del Libro Retorno a la luz, La cualidad de la experiencia es conciencia, cuando ves una luz en la cualidad luminosa está la conciencia, la luz no existe ni afuera ni adentro, no existe como fenómeno físico en el espacio, lo que existen son una serie de ondas electromagnéticas o cambios fotónicos, tampoco existe la luz en la actividad cerebral, como luz en esa cualidad perceptual es conciencia.